1/1/2015 - 31/12/2018
La democracia deliberativa presenta ciertos fundamentos normativos que se siguen del reconocimiento del denominado hecho del pluralismo que Rawls introdujera como el aspecto más desafiante de las democracias modernas. En primer lugar, quienes reconocen la existencia de doctrinas y filosofías de vida que dividen la sociedad civil y pretenden conformar una comunidad política estable deben comprometerse con un deber de reciprocidad. Este exige que los ciudadanos y las autoridades fundamenten sus acciones políticamente relevantes en términos que los demás puedan aceptar razonablemente. Dicho esto, queda precisar cuáles son los límites de esta exigencia. Es posible que el cumplimiento de dicho deber redunde en cierto conservadurismo producto de la conformación de las creencias a la luz del orden establecido. Otro aspecto que requiere revisión es el tipo de racionalidad práctica supuesto por la teoría de la democracia deliberativa, ya que presenta algunas falencias: una es la escasa atención que se ha prestado a los aspectos motivacionales involucrados en el proceso de deliberación pública. Indagar sobre las posibles motivaciones de los sujetos participantes en los procesos deliberativos, y, en general, sobre algunos aspectos vinculados con la psicología moral, se presenta como una tarea pendiente. Para ello nos proponemos incorporar el enfoque de las emociones con el propósito de elaborar un concepto de racionalidad práctica capaz de afrontar las críticas al supuesto por el modelo deliberativo. Es claro que no podemos ser esclavos de cada una de nuestras emociones, ya que las mismas pueden entrar en contradicción. Si llevamos estas consideraciones al plano de la deliberación pública, resultará relevante evaluar el posible impacto de emociones contrapuestas, ya no al interior de un sujeto, sino entre grupos enfrentados. También será necesario tener en cuenta las investigaciones sobre los límites de la racionalidad a fin de indagar sobre los factores que dificultan la deliberación. El último ítem concierne a dos temas que vienen concitando la atención de la opinión pública: el debate sobre el aborto y el estatuto del embrión humano. Nuestra principal hipótesis es que la idea de razón pública rawlsiana encuentra un derrotero por el cual puede explorarse una esclarecedora propuesta en torno a estos asuntos.